“Mi hogar, le dije, está en las pampas de Buenos Aires (…) Le expliqué que quedaba en una gran llanura cubierta de pasto, que allí no había río y que cuando montaba a caballo no tenía que subir ni bajar a los valles, sino galopar rectamente en cualquier dirección, norte, sur, este u oeste. Me escuchó parpadeando de asombro y, luego, salió con una risa alegre a reunirse con los otros niños, que estaban jugando. Fue como si le hubiera dicho que yo vivía sobre un árbol que crecía hasta las nubes, o debajo del mar, o cualquier otra cosa inverosímil; para él aquello era nada más una broma”
Guillermo Hudson, “Días de Ocio en la Patagonia”.
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