“Nuestros poetas, que no se expresan científicamente, sino en el lenguaje de la pasión, aseguran que el sol se regocija en el cielo y se ríe de la tormenta, que la tierra se alegra con las flores en primavera y que los campos son felices en otoño, que las nubes se enojan y lloran, y el viento suspira y se ‘queja al pasar’. Cuando así se expresan, no lo hacen metafóricamente, como nos enseñaron, sino en momentos de emoción; cuando volvemos a las condiciones primitivas de la mente, la tierra y toda la naturaleza, están vivas, son inteligentes y sienten como nosotros”.
Guillermo Hudson, “Días de Ocio en la Patagonia”.
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